En los últimos cinco años desde el último disco de Matthew Houck como Phosphorescent, el músico se ha enamorado, se ha mudado de Nueva York a Nashville, ha sido padre, ha construído un estudio de grabación desde cero con sus propias manos, y ha sido padre una segunda vez. Y en algún punto entre todo esto estuvo a punto de morir de meningitis. Vida, amor, nuevos comienzos y muerte.

En ‘C’est La Vie’, el primer material de Phosphorescent desde el aclamado ‘Muchacho’ de 2013, relata todos estos cambios a través del luminoso sonido que ha definido su carrera, tan íntimo en ocasiones como grandilocuente en otras, entre lo real y lo onírico, donde los grandes compositores y escritores se encuentran con los pioneros experimentales y de alguna forma acaban destilados en la misma persona. Es el personal universo musical de Houck, entre lo terrenal y lo asombroso, lo turbulento y lo sereno, en el que lleva el timón con profundidad y precisión, y no sin cierto toque filosófico: “Los momentos significativos de la vida pueden sin embargo hacerte sentir insignificante. Es paradójico…c’est la vie”
Esta nueva colección de canciones contiene algunas de las piezas más devastadoras de Houck hasta la fecha, que sin embargo irradian una refrescante y calculada confianza. En el aspecto musical, es su obra maestra; cada sonido invita al oyente a sumergirse más y más profundamente en la canción, escritas de manera más intuitiva y liberadora, como pintando con los ojos cerrados, sin caer en manidos trucos poéticos y dejando que los paisajes líricos surjan por sí mismos.
Tal y como sucede la vida.