Después de su paso por el Montalvo el pasado 30 de marzo, la banda madrileña LUBACK regresa a Cercedilla para rematar las vibraciones que aún flotan sobre las tablas del teatro. Rock, blues y folk de raíces americanas vuelven a fusionarse bajo los focos de Le Corps D’Ulan con las premisas que siempre caracterizan a esta formación: la emoción como principal objetivo, el cuidado de cada detalle como herramienta de trabajo y la fluidez musical como brújula en cada compás.
Habiendo publicado el pasado mes de mayo su tercer trabajo (“The Deal”), podremos escuchar una recopilación de sus mejores temas y algunos inéditos que nos muestran su obsesión con crecer. Asentados ya en ese “roots-rock” que tanto les ha atrapado, su cercanía y naturalidad seguirán tan presentes como siempre.
Y, si su primera actuación aquí ya la prepararon como algo realmente especial, esta vez la intención se multiplica. Porque ya no es una intuición, sino una certeza: un concierto en el Montalvo no es un concierto cualquiera.
Sala
LUGARES DES-HABITADOS
Si nadie nos hubiera dicho nada, todo seguiría igual. Las butacas seguirían vacías y cubiertas con el polvo blanquecino de extintores desparramados, las moquetas embadurnadas con mierda de perro, gato o sepan los dioses qué, la palomina devorando los falsos techos de cáñamo y escayola, rebajando las estancias de belleza… Si nadie nos hubiera dicho nada, no lo habríamos hecho, Moisés P. podría haber silenciado su ilusión y haberse callado, total, qué nos podía importar a nosotros otro edificio muerto, deshabitado, olvidado… Pero el día que Beatriz M. nos abrió las puertas del Montalvo, se puso en marcha nuestra fascinación por la memoria, por las habitaciones propias. Es nuestra forma de oponernos al individualismo, ese que nos convierte en esbirros de la nada. Porque la nada es tan fortuita y tan casual y tan estúpida que hasta duele su extraña permanencia en el tiempo.
Pero el dolor en Le Corps no es una categoría permanente, apenas se dilata en nuestro tiempo, porque para Le Corps, no existen las nadas. La filosofía Le Corps es un ejercicio muy simple: no hay lugares deshabitados, hay lugares poco imaginados. Para nosotros poner un pie en un lugar deshabitado es poner un pie en un ente de múltiples interpretaciones. Ese es nuestro carácter, esa es nuestra épica y, también, cómo no, nuestra vulnerabilidad. Nos resistimos a ser cómplices de las nadas. Somos seres de acción directa. Creemos que lo deshabitado es un estado psicológico que puede discutirse con la imaginación, y que la imaginación tiene más presencia que lo tangible.
Y fue poner un pie en el Montalvo y estallamos de imágenes. Y nos reímos mucho fabulando con un teatro lleno de gente irritada, gente satisfecha, de gente enaltecida, de gente enrabietada, de gente alterada, de gente aburrida, de gente enamorada, de gente apasionada, de gente triste y feliz, llorosa y catártica...Nos imaginamos – a fin de cuentas- un teatro lleno de gente habitada. Porque cuando la emoción habita a un individuo, se puede decir que salva su existencia.
Y esto es para nosotros el Montalvo, un lugar para desprendernos definitivamente de las nadas, esas nadas que destruyen a los seres humanos por aburrimiento. Porque sabemos que se necesita un punto tan solo, un minúsculo punto de apoyo para poder contemplar una vida vivida como un verdadero todo.
El Montalvo os espera – nunca dejó de hacerlo, nos lo han dicho sus paredes y sus quejidos-, y ojalá podamos hacerlo de todos. Hacer un lugar abierto, vivo, flexible…Un lugar inundado por el imaginario colectivo de la ciudadanía. Aquí habrá de todo, pero sobre todo, no habrá nadasque nos llenen de congojas.
¡Larga vida al Montalvo!
David Julián
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